Aún puedo recordar el olor de la hierba de aquel monte en que fuimos intrépidos guerrilleros, tambien a un niño llamado Javi al que no he vuelto a ver. Javi era hijo de la dueña de uno de los bares del pueblo, tenia "Masters del Universo" y a veces jugabamos delante de su casa.
Recuerdo a un hombre grande con un palillo en la boca, siempre olía a vino, a veces nos daba caramelos, era un buen hombre, todo el mundo lo conocía. Imagino que los pueblos son asi, puertas y gentes abiertas. Una mañana amanecimos con la noticia de que había caido desde un tercer piso en la obra en la que trabajaba, decían que se había mareado, lo lamenté.
La bici era usada, creo que la heredé de mi hermana mayor, no importaba,
esa bici era un coche de carreras, ganaba siempre, aun no tenía el miedo a la velocidad que tengo hoy.
Una mañana papá me saco de la cama temprano, era invierno. Parecía tener mucha prisa, me abrigó y salimos corriendo de la casa, no me dijo donde ibamos. Cuando llegamos al otro lado del pueblo pude ver aterrizar un helicoptero, ese fue su regalo aquel día. Se que lo hizo porque pensó que me haría ilusión, lo que seguramente no supo nunca es que siempre he guardado en mi memoria ese momento como uno de los mejores de mi vida.
Los fines de semana, al llegar el mediodía la abuela terminaba una tortilla de patatas y se sentaba en el primer escalón del porche con sus piernas al Sol a vigilar que no me ocurriera nada mientras me balanceaba en el columpio. Por circunstancias esto lo hizo despues siempre, cuidar de mi, sostenerme aferrado al columpio de la vida, ponerme las tiritas.
Yo tenía un miedo tremendo a las gallinas, las veia como dragones o algo así, las esquivaba como podía, buscaba caleyas alternativas cada vez que una se cruzaba en mi camino. El mecanico del taller de enfrente solía reirse de mi, me gritaba que no me comerían y yo le odiaba por sus burlas .Le miraba fijamente intentando hacerselo saber.
Y caía la tarde, llegaba a casa, las puertas siempre abiertas,
mamá en la ventana de la cocina, y yo, que aún no sabía lo mucho que la iba a echar de menos.
El mundo por aquel entonces parecía un lugar genial en el que vivir...
Quiero volver.
Fotogramas
miércoles, 23 de abril de 2008
Publicado por almayciudad en 21:37
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 alma/s en esta ciudad:
Yo también quiero a menudo volver a tener cinco años y veranos en el pueblo :)
Hm... parece que abrazases con tus palabras cada recuerdo que compartiste...
Un autentico placer pasear por tus mundos.
Un saludo ;-)
Publicar un comentario