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Alma y ciudad...

La vida que no fue

martes, 29 de abril de 2008

Aprendió demasiado pronto lo que era una despedida, fue la mañana de finales de abril de aquel año en que Madre se marchó. Los niños siempre son poseedores de un mayor conocimiento del que aparentan acerca de las cosas que pasan a su alrededor. Descubrió que estas podían tener diferentes formas, lugares, duración o intensidad.


Padre, seguramente para protegerle, tan solo le había dicho que estaba enferma, y él, desde su mente de niño, al principio interpretó que se trataría de un resfriado, la varicela o cualquier otra enfermedad que le fuera familiar. Pero pasaron los meses y ella no volvía del hospital, y cuando lo hacía era por espacios cortos de tiempo y se intuía que algo no iba bien, hasta aquella mañana maldita. Las noches posteriores alguien contenía un desesperado llanto en la habitación del fondo del pasillo de aquella humilde casa.

Creció fantaseando con que ella no había muerto, que en realidad se escondía en algún rincón de la ciudad, tenía otros hijos, y era feliz. Solo pensaba en el momento de volver a verla, no le preocupaba la idea del abandono encubierto, no existía el rencor, lo único que importaba es que estuviera bien... y viva. Con la erosión de los años y el nacimiento de la inevitable lucidez, esta balsámica ilusión se fue desvaneciendo dejando paso en los días tristes a una nostalgia casi incompatible con la vida de un adolescente. Ya siendo adulto, en soledad y silencio rescataba recuerdos, los pocos que podía tener, y pensaba en Padre, en lo duro que debió ser todo aquello. Le gustaba pensar que desde que se habían separado él no la había olvidado ni un solo día, dibujando en duermevelas la otra vida posible, la vida que no fue, una vida sin carencias, aun siendo consciente de haber sido medianamente feliz, y con la vista puesta en su reflejo entendió que cuando amas de verdad a alguien aprendes que la muerte tan solo es el principio de la inmortalidad.


Publicado por almayciudad en 11:59 22 alma/s en esta ciudad    

1978

lunes, 28 de abril de 2008


Te marchaste una madrugada de abril, abril maldito por siempre, no dijiste adiós pero te despediste a tu manera, riéndote conmigo días antes a través de conferencia de alguna de nuestras cosas sin importancia, como siempre. Me notaste preocupado y me animaste. Nunca he sabido lo que es el miedo como en aquel momento. Colgué el teléfono y mire a ninguna parte. Tu costosa respiración te había delatado, entendí que nunca más volveríamos a hablar pero yo sabía que no te irias lejos, así fue.

Durante meses aquella guitarra me miraba desde el rincón como miran los demonios que son los recuerdos a veces, esos que duelen sin querer hacer daño, y aunque sabía que te lo debía no pude acercarme a ella.

Confieso que me costó arrancar, pero un día reuní las fuerzas necesarias y encaré mi vida con tu ejemplo presente. Salí a la calle y recuerdo que me pareció casi grotesco comprobar que el mundo seguía girando en su total desconocimiento de tu exilio, y caminé y caminé pero no di contigo en ninguno de nuestros puntos de encuentro habituales. Aquel patio parecía un desierto, la plaza... todo había cambiado, todo sería ya en blanco y negro en el viejo barrio a partir de entonces.

Hoy soy consciente de que durante aquellos años edificamos un mundo paralelo a este que hoy conocemos enfermo de guerras y rutina, un mundo donde en cada verso y en cada acorde se quedaba un poco de nosotros y se quedaba para siempre. Quiero que sepas que me resisto a irme, que de algún modo aun sobrevivo en ese lugar donde no teniamos edad y los problemas eran algo lejano, donde aun hoy nos reimos de cosas sin importancia y aquella chica aun te quiere, un mundo donde no lo hemos perdido todo.
Y seguiré aquí por ti, porque siempre serás mi referente, porque la muerte es un concepto relativo… porque yo te regalaré en mi memoria la eternidad que te negaron.



Publicado por almayciudad en 12:08 19 alma/s en esta ciudad    

Myspace

domingo, 27 de abril de 2008



http://www.myspace.com/almayciudad



Alma y ciudad - "N"



Publicado por almayciudad en 13:38 16 alma/s en esta ciudad    

El ritmo de tus pulsos

sábado, 26 de abril de 2008




Ayer pinté los lienzos que tú dejaste en blanco
y hoy visten las mentiras de Venus encendidas,
desnudas como el rostro falto de maquillaje

de las tapas de un libro que narra mis heridas.

Ayer me vi en la cama solo y mirando al techo
y recordé el ocaso del fin de nuestra guerra.
No viviré a la espera, no esperes al acecho
que ya no se abrirá la puerta que hoy te cierras.

Ya no seremos dos ni esa movilidad
debajo de una manta, seremos uno y uno.
Ya no seré quien sume la resta de tu edad
al foco en la ventana de un sol inoportuno

Viva el tiempo futuro del verbo malvivir
y el rumor del olvido que empapa de esperanza
al tiempo que me queda, a mis ganas de huir
a derrotar molinos, ahora sin Sancho Panza.

No digas que me odias y esperes que me importe,
fuiste solo una pieza de este puzzle tan grande.
Del telón de mis nubes saldrán otras historias
que escribiré en las cartas que ya nunca te mande.

Te regalé mi adiós, la invisibilidad
y el nudo en tu garganta de un despertar insulso,
el ancho de una cama que hoy mece soledad,
un cepillo de dientes, el ritmo de tus pulsos
y una ultima canción.

Publicado por almayciudad en 15:58 7 alma/s en esta ciudad    

Quisiera...

jueves, 24 de abril de 2008



Quisiera ser invisible, pasar inadvertido, que el universo no supiera de mi existencia, vivir como polizón del barco a la deriva que es este mundo desahuciado.

Quisiera hablar desprovisto de labios y lenguaje, actuar sin miedo a la previsible visita de mi conciencia y sin embargo nunca hacer daño, que nadie pudiera definir el dolor, que nadie lo conociera.

Quisiera arrancar de mi ese arma de doble filo que es mi capacidad de querer, dejar de sentir para bien y para mal, descansar, condenar al archivo a mi memoria.


Quisiera que las cosas hubieran sido de otra manera, no conservar cicatrices de otras luchas que seguro en el futuro dolerán a quien menos lo merezca. Quisiera saberme justo, conceder oportunidades, tener algo que ofrecer, aprender a volver solo a casa sonriendo entre cielos y aceras grises, no llorar nunca por aquellos que nunca lloraron por mi, poder decir que les deseo el mejor de los destinos a todas las mujeres que me han herido.

Quisiera morir abrazado a la certeza de que un día alguien, en algún lugar, me recordará, de que de algún modo viviré en la pluralidad de la memoria de las personas para las que en algún momento fui importante. Quisiera que no doliera el ancho de mi cama, contener la rabia por las cosas que no fui capaz de decir cuando debí hacerlo, llevarme conmigo, perderme de vista.

Quisiera saber que llegaste a conocerme durante aquella noche que fue una vida entera.

Publicado por almayciudad en 15:27 10 alma/s en esta ciudad    

Constantes vitales

miércoles, 23 de abril de 2008


Me despierto, vuelvo a la vida, atravieso el mismo portal, me convierto en accidental testigo de fotogramas de cada vida ajena que pasa cerca… gentes infelices, gentes acostumbradas.

Acudo solo a los cines en sesiones minoritarias, miro a mi lado y de algún modo valoro mi soledad, me doy una palmadita en el alma.

Mantengo intacto el romanticismo que me evocan los viajes en tren, miro por la ventana, elijo renuncias, recuerdo.

Camino bajo la lluvia y a lo lejos veo a Ingrid Bergman bajarse de aquel maldito avión a tiempo y volver junto a Bogart. Evito como puedo pensar en que podría haber sido mejor, lucho contra mi destructiva querencia a la nostalgia, huyo.

Encaro el futuro con los puños cerrados, escucho de fondo el sonido de un corazón necesitado de chapa y pintura. Entiendo que cada día es una nueva oportunidad para cambiar las cosas, entiendo que sigo vivo… y todo lo demás no importa.

Publicado por almayciudad en 21:44 2 alma/s en esta ciudad    

Fotogramas


Aún puedo recordar el olor de la hierba de aquel monte en que fuimos intrépidos guerrilleros, tambien a un niño llamado Javi al que no he vuelto a ver. Javi era hijo de la dueña de uno de los bares del pueblo, tenia "Masters del Universo" y a veces jugabamos delante de su casa.

Recuerdo a un hombre grande con un palillo en la boca, siempre olía a vino, a veces nos daba caramelos, era un buen hombre, todo el mundo lo conocía. Imagino que los pueblos son asi, puertas y gentes abiertas. Una mañana amanecimos con la noticia de que había caido desde un tercer piso en la obra en la que trabajaba, decían que se había mareado, lo lamenté.

La bici era usada, creo que la heredé de mi hermana mayor, no importaba,
esa bici era un coche de carreras, ganaba siempre, aun no tenía el miedo a la velocidad que tengo hoy.



Una mañana papá me saco de la cama temprano, era invierno. Parecía tener mucha prisa, me abrigó y salimos corriendo de la casa, no me dijo donde ibamos. Cuando llegamos al otro lado del pueblo pude ver aterrizar un helicoptero, ese fue su regalo aquel día. Se que lo hizo porque pensó que me haría ilusión, lo que seguramente no supo nunca es que siempre he guardado en mi memoria ese momento como uno de los mejores de mi vida.

Los fines de semana, al llegar el mediodía la abuela terminaba una tortilla de patatas y se sentaba en el primer escalón del porche con sus piernas al Sol a vigilar que no me ocurriera nada mientras me balanceaba en el columpio. Por circunstancias esto lo hizo despues siempre, cuidar de mi, sostenerme aferrado al columpio de la vida, ponerme las tiritas.

Yo tenía un miedo tremendo a las gallinas, las veia como dragones o algo así, las esquivaba como podía, buscaba caleyas alternativas cada vez que una se cruzaba en mi camino. El mecanico del taller de enfrente solía reirse de mi, me gritaba que no me comerían y yo le odiaba por sus burlas .Le miraba fijamente intentando hacerselo saber.

Y caía la tarde, llegaba a casa, las puertas siempre abiertas,
mamá en la ventana de la cocina, y yo, que aún no sabía lo mucho que la iba a echar de menos.
El mundo por aquel entonces parecía un lugar genial en el que vivir...

Quiero volver.

Publicado por almayciudad en 21:37 2 alma/s en esta ciudad    

Cicatrices

jueves, 10 de abril de 2008


Ayer en una película francesa escuché una frase muy interesante, decía: "los recuerdos no son más que cicatrices en la cabeza", le he dado vueltas, y creo que la mía esta llena de bellas de esas cicatrices, de las que me alimento y con las que me transporto a tiempos mejores que he vivido, y juego a ser el de aquellos días, cuando aun creía en los reyes magos, en el hombre del saco y hasta en el amor.

Me gusta fantasear con ello y pensar que esos tiempos volverán , aunque sea con otros nombres y en otros cuerpos y lugares.

Publicado por almayciudad en 21:27 5 alma/s en esta ciudad    

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